RADIOAFICION

¿Qué es la Radioafición?

La Unión Internacional de Telecomunicaciones —UIT—  define a la radioafición como un “Servicio de radiocomunicación que tiene por objeto la instrucción individual, la intercomunicación y los estudios técnicos, efectuados por aficionados, esto es, por personas debidamente autorizadas que se interesan en la radiotecnia con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro”. 

Si profundizamos  en tal definición  nos daremos cuenta de que la radioafición  es instrucción, estudio e intercomunicación. Pero, sobre todo, es diversión, es posibilidad de conocer nuevos amigos a lo largo y ancho del mundo sin movernos de casa, es promover el contacto y el intercambio entre diferentes culturas, establecer relaciones de buena voluntad con naciones diversas, proporcionar seguridad y protección a personas y familias donde quiera que vivan o donde quiera que viajen, y es también una potente herramienta de educación en las escuelas y en programas que persigan estimular el interés y la imaginación de jóvenes y mayores.

La radioafición es, además, un servicio público de primer orden en caso de catástrofes de todo tipo —un terremoto, un huracán, un gran incendio, por ejemplo—. Cuando en esos momentos  dramáticos nos quedamos sin electricidad, sin internet, sin televisión, sin líneas telefónicas fijas o móviles, los radioaficionados —que están siempre al servicio de sus comunidades, o de sus países— poseen la experiencia, la capacidad y los equipos necesarios para comunicarse con los servicios de emergencia ya sea en el lugar de los hechos, en sus regiones, en sus países, alrededor del mundo, o incluso a través de una serie de satélites artificiales que giran en torno a la tierra y que son utilizados por esos mismos radioaficionados para comunicarse entre ellos.

Todo eso es posible gracias a un recurso natural e invisible llamado espectro electromagnético, que emite ondas de distintas frecuencias permitiendo múltiples emisiones  simultáneas sin que unas interfieran con otras. Y en casi todos los países del mundo —salvo alguna excepción, como Corea del Norte— los radioaficionados tienen permiso de las instituciones internacionales y de las administraciones públicas respectivas para utilizar una serie de bandas específicas que cubren la mayor parte de las frecuencias de radio y que les han sido asignadas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, unas a título exclusivo y otras compartidas con servicios diversos.

¿Qué atractivo tiene ser radioaficionado hoy?

Habrá quien se pregunte qué atractivo puede tener la radioafición en un mundo tan hiperconectado como el nuestro. Muy sencillo. A los más de tres millones de radioaficionados que hay en el mundo les atrae comunicarse con otros radioaficionados de su región, de su país, del resto del planeta, incluso con los astronautas en misiones espaciales, o utilizando la luna como reflector de las ondas, sin tener para ello que depender de un servicio comercial de telecomunicación.

 Esos más de tres millones de radioaficionados no solo se instruyen y comunican entre ellos, sino que ponen sus conocimientos y sus equipos al servicio de las comunidades en las que viven, en caso de desastres o situaciones de emergencia. Hay, de entre ellos, quienes se divierten experimentando y construyendo con la electrónica y los conocimientos que proporciona. Otros utilizan los modos digitales —radio e informática íntimamente unidos— para desarrollar sus habilidades en la comunicación. 

Los que tienen una vena competitiva disfrutan en los concursos DX, cuya finalidad es contactar con el mayor número posible de estaciones lejanas y entrar en los más variados rankings en todo el mundo. Los hay que suelen participar con asiduidad en los numerosos concursos que organizan las sociedades de radioaficiones de cada país miembro de la IARU —en el nuestro la Unión de Radioaficionados Españoles, URE— tratando de conseguir diplomas y otros premios, en sana competencia. Y,  de unos años a esta parte,  muestra un constante aumento una faceta de la radioafición que consiste en hacer radio desde la naturaleza, ya sea el campo o la montaña. A los amantes del deporte al aire libre esta última modalidad   les proporciona innumerables satisfacciones.

Fue entre 1880 y 1887 cuando el físico alemán Heinrich Hertz confirmó las teorías sobre la transmisión de señales sin hilos que las condujeran. En 1895 Guillermo Marconi consiguió transmitir señales de morse sin hilos a una milla y media de distancia. El mismo Marconi logró en 1899 enviar señales de Morse entre Inglaterra y Francia, Y en 1901 se consiguió el sueño de enviar señales inalámbricas a través del Atlántico, a una distancia de 1750 millas. A partir de ahí  empezó un camino de investigación y progreso que nos ha llevado a la situación actual, donde la humanidad ha logrado llevar las señales de radio y televisión  más allá de nuestro planeta  e incluso enviar radiosondas hasta los más lejanos confines del Sistema Solar sin perder contacto con ellas.

Desde los albores de las comunicaciones inalámbricas, los radioaficionados han estado en la vanguardia de la investigación y la experimentación, yendo siempre un poco más allá. Los radioaficionados experimentaron en TV y ordenadores personales antes de que fueran productos de gran consumo en los hogares. O probaron frecuencias que se creían inútiles para la comunicación a larga distancia y que en la actualidad son utilizadas por distintos servicios de telecomunicaciones. O inventaron antenas y programas informáticos hoy de uso generalizado. No son, pues, solamente consumidores de tecnología, sino que en numerosas ocasiones han sido y son creadores de nuevas tecnologías.

¿Quiénes pueden ser radioaficionados?

Radioaficionados los hay de toda clase y condición, y de todos los estilos de vida. Desde estrellas de cine, misioneros, médicos, estudiantes, camioneros, políticos, obreros de variadas profesiones, profesores, agricultores, personas corrientes de cualquier edad, sexo, nivel económico y nacionalidad. Gente con todo tipo de habilidades y capacidades. Hay entre ellos también un considerable número de Premios Nobel en distintas ramas de la ciencia, especialmente en Física. Por ejemplo, Joe Taylor, Premio Nóbel de Física, actual profesor de la Universidad de Princeton y creador de la modalidad de radio digital más utilizada en estos momentos por la radioafición de todo el mundo, el FT-8, una modalidad que refunde como ninguna otra hasta el momento las capacidades de la radio y la informática para, juntas, decodificar señales lejanas tan débiles a veces que hoy por hoy no pueden ser recibidas y decodificadas con otros métodos.

Toda estación de radioaficionado dispone de un distintivo o indicativo de llamada con el que se identifica. Los prefijos de esos indicativos han sido atribuidos a nivel mundial por la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Por ejemplo, los indicativos de llamada cuyas primeras letras son AA, AL, K, N o W pertenecen a Estados Unidos de América, así como los indicativos KP4 identifican a la isla de Puerto Rico, o los EA. EB, EC, ED EF o EG a los distintos territorios de España. Para obtener tal indicativo hay que realizar un examen en los Servicios de Telecomunicación del país que corresponda, de acuerdo con un programa establecido por la IARU, la Unión Internacional de Radio Amateur, integrada en la UIT. Es un examen nada difícil si se estudia un poco. Hay editados bastantes textos en español para preparar tal examen.

¿Dónde informarse más a fondo sobre este hobby?

¿Qué debe hacer quién desee conocer más a fondo lo qué es la radioafición? Ante todo, ponerse en contacto con la Unión de Radioaficionados Españoles, la URE, que agrupa a una parte muy importante de quienes tienen licencias EA.          En su web se puede encontrar la información que señala a los interesados el camino a seguir. En URE le informarán sobre las agrupaciones de radioaficionados de una Región o una ciudad concretas. Y en la misma web podrá consultar la revista Radioaficionados o seguir un curso online sobre lo que es y significa esta apasionante afición.

 A quien se adentra en este mundo de la radioafición le pica el gusanillo y, a partir de ese momento, ya nadie ni nada le puede “desenganchar”. 

Autor: Arturo Andreu/ EA5ME.   Unión de Radioaficionados Españoles. URE

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